EL MEU ESTIMAT TIET I LA TRADICIÓ BOLETAIRE

TEMPUS FUGIT! MOMENTS PER RECORDAR

                         

Era ben petita que a casa s’escoltava a finals d’agost i al setembre que, segons el temps de pluja que havia fet, tindríem un bon any de bolets. 

Així vaig començar a aprendre les tradicions familiars, entre elles, les boletaires.
Vaig aprendre el respecte per la Natura quan anava amb la família a buscar bolets pels boscos. 
Haig de dir que jo mai he estat boletaire, però la resta de la meva família sí.

Aquesta fotografia del meu tiet arranjant els bolets m’ha recordat aquella època en que tots anàvem a buscar bolets. Ens aixecàvem d’hora al matí i ens endinsàvem pels boscos a buscar rovellons, llenegues, camagrocs, fredolics... i tots amb molta cura de respectar els boscos i de collir els bolets de la forma menys agressiva, per tal que el bosc no se’n ressentís i se’n fessin més i més cada any. També tapàvem els forats per no deixar pistes.


Era temps de sortir al bosc i gaudir de la natura, de compartir els regals que ens proporcionava: colors, olors, sabors, sons..


Jo no hi anava gaire vegades i m’estimava més quedar-me a casa, però quan els veia arribar amb aquelles cistelles de vímet plenes de rovellons, llenegues negres, fredolics! tot eren exclamacions d’alegria i admiració  i de seguida, tots ens posàvem a netejar-los  i a confitar els que no ens havíem de menjar.

 

La meva iaia em deia “nena, avui per sopar menjaràs rovellons escalivats amb all i julivert” I, que bons que eren! Com recordo el seu sabor, textura, aroma. Tota la família i participava.

 Què voleu que us digui...Són aquests moments de felicitat del passat  els que decoren els meus moments del present! 



APRENDIENDO A INTERACTUAR CON PERSONAS TÓXICAS



COMPAÑEROS Y JEFES TOXICOS

Las personas “tóxicas” o mejor dicho personas con comportamientos tóxicos son aquellas que desgastan, intimidan, cosifican a la otra, la culpabilizan y la ningunean.
Al referirnos a ese tipo de personas, sabemos que podemos apartarnos de ellas, aunque no sea una tarea fácil. Sin embargo hay circunstancias en que es más complicado y tenemos que tratar con ellas, esto es, en el trabajo o en determinadas circunstancias.
Cuando se trata del trabajo además de tratar con esa persona hemos de verla cada día y trabajar con ella en el ambiente laboral, llegar a objetivos, coordinar esfuerzos, trabajar en equipo o distribuir tareas. Todo muy complicado cuando se trata de personas  con este perfil.
Podemos agruparlas en los siguientes perfiles:
La protagonista: Es una persona que busca siempre ser el centro de atención. Se adueña de las conversaciones imponiendo sus puntos de vista. Es siempre muy competitiva y hace lo que sea para lograr sus objetivos. 
Informal: Nunca respeta los tiempos de entrega. Siempre se retrasa con el trabajo, llega tarde a las reuniones y al trabajo, etcétera. La irresponsabilidad de este tipo de persona afecta a los demás en un grupo de trabajo.
Cotilla: El lugar de trabajo es ideal para este tipo de persona. Lo podemos ver, sobre todo en la hora del café, comentando e informando sobre los demás. En ocasiones, actúa observando e informa a su superior sobre detalles irrelevantes pero que perjudican al resto.
La persona desganada: Una de las peores compañeras de trabajo es aquella persona  que realiza su trabajo de manera poco eficiente. No les importan ni su trabajo ni sus compañeras de trabajo. Emplean la ley del mínimo esfuerzo algo que repercute negativamente en el grupo de trabajo.
La persona siempre cabreada: La cabreada parece siempre muy ocupada. Es por eso por lo que nunca te saludará ni brindará una sonrisa. No le gusta trabajar en grupo, prefiere el trabajo individual.
Espíritu de contradicción: Es una persona que nunca está de acuerdo con las opiniones o decisiones de los demás. Siempre lleva la contraria. Es muy difícil trabajar con ella puesto que cuesta llegar a un acuerdo.
La competitiva: Su competitividad no tiene límites. Nunca deja escapar una buena oportunidad. Siempre están al acecho para adueñarse de los méritos de los demás a ojos de sus superiores.
Pero el objetivo es ¿Cómo podemos convivir con personas de este tipo? La mejor manera es analizar bien la situación y entender a este tipo de personas para poder trabajar de una forma que no nos afecte su manera de actuar.
Para ello debemos tener las cosas muy claras y no entrar en su juego. No es fácil y muchas  veces nos sacan de quicio, pero una vez que sabemos cómo son, debemos aceptar que no está en nuestras manos cambiarlas, así que las aceptaremos tal como son. Cuanto mejor estemos con nosotras mismas, mejor vamos a aceptarlas a ellas. 
Vamos a hacer una pequeña reflexión: “Si me afecta tanto, qué motivo hay en mí” Una vez analizadas las razones posiblemente entenderé mejor toda la situación. Quizá estoy proyectando mis defectos en la otra, o tal vez no me gusta porqué mi orgullo me impide verla con humildad y aceptarla tal como es, sin juzgarla.
Modificar nuestro punto de vista y tratar de ver la situación con sentido del humor y aprendiendo que esto, que tanto nos disgusta, no vamos a hacerlo nosotras en ninguna situación. Eso va a ayudarnos.
Va a ser de vital importancia que tengamos una buena autoestima y autoconcepto para no permitir buscar aprobación en los demás, en concreto la aprobación de estas personas de las que nunca  vamos a obtener. Tampoco vamos a obtener nada que nos pueda beneficiar, no nos van a elogiar y si pueden van a interferir en nuestro trabajo o nos van a descalificar. Así que va a ser muy importante tener las cosas claras, ser muy cuidadosas en nuestro trabajo, realizarlo de la mejor manera que sepamos, con responsabilidad y efectividad. Si nos equivocamos tener la humildad de reconocerlo y aprender de los errores. Ayudar y colaborar con el resto, de forma humilde, nos subirá la autoestima y a la larga nos compensará más, que enorgullecernos de lo bien que lo sabemos hacer todo y de los pocos fallos que tenemos. Recordemos que no somos infalibles.
Coincidir con personas tóxicas nos proporciona muchos aprendizajes, que si sabemos aprovecharlos, nos hace ser mejores personas. Eso cuesta, lo no niego, porqué resulta más fácil aquello que decimos y sentimos: “Esa persona saca lo peor de mí”. Pero lo que debemos conseguir es que esa persona saque lo mejor de mí. Entonces habremos ganado la batalla, saldremos victoriosas y fortalecidas. Y os aseguro que si conseguís esto, habréis conseguido esa felicidad tan  buscada y nada efímera.
En definitiva hay más cosas positivas que negativas si sabemos darle la vuelta a la situación. Si esa compañera o compañero de trabajo es envidioso y critica, podemos fortalecer el grupo aumentando el compañerismo a base de no entrar en el chismorreo, ser coherentes y decirle claro que no entramos en su juego Quien más o quien menos habla de los demás. El problema es si esto se utiliza como un mecanismo negativo o si nos creemos todo aquello que nos dicen.
La persona que continuamente lleva la contraria puede, también, fortalecer el grupo. ¿Por qué? Porque nos permite ver “la otra cara de la moneda”, sopesar todas las opiniones  y ser conscientes de que vamos o no bien encaminadas en nuestro trabajo.
Cuando llevar la contraria se hace por sistema entonces surge el problema y la solución pasa por diversas estratégicas, podemos ser personas escépticas (En la filosofía clásica el escepticismo es una corriente filosófica basada en la duda,... Los filósofos escépticos no creen en una verdad objetiva, porque todo es subjetivo, dependiendo del sujeto que estudia y no del objeto estudiado.) 
Aunque cada situación nos dará las pautas para la mejor actuación.

EN EL CASO DE QUE NOS ENCONTREMOS CON UN JEFE TÓXICO.  Nos podemos encontrar de todo, hay jefes extraordinarios como personas y como jefes y los hay que son nefastos en las dos vertientes.

Cuando hablamos de jefes tóxicos nos referimos a esas personas que están a cargo de un departamento, a cargo del personal o que lideran un equipo ¡y lo hacen de pena! Son personas injustas, arbitrarias, impredecibles… que pueden hacer que lleguemos a odiar nuestro trabajo, que aborrezcamos nuestra profesión que tanto nos ha costado alcanzar y que tanto amamos. Sin embargo esas personas que nos pueden hacer perder el sueño tienen muchos puntos débiles que debemos conocer para ponerlo todo en su sitio. Veamos:
“Llamarse jefe para no serlo es el colmo de la miseria”
-Simón Bolívar-

TIPOS DE JEFES TÓXICOS:

Lo primero que haremos será establecer los tipos de jefes tóxicos con los que nos podemos encontrar. Solo siendo capaces de identificarlos podremos rechazar su influencia negativa. Para ello, nos basamos en la obra del escritor Vijay Nair  “El jefe no es tu amigo
Vijay Nair insufla a su obra de un poderoso sentido del humor, sin perder rigurosidad en su trabajo. Este escritor disecciona con gran acierto a los líderes más deplorables del organigrama empresarial de la India. Y por ello nos hemos fijado en su escrito, porque sin unas risas, cuesta más digerir estas situaciones.
El jefe trepador
Para Nair, existen 5 tipos principales de jefes tóxicos. El más curioso y habitual suele ser el jefe trepador. Este personaje es fácil de identificar, pues tiene por costumbre adueñarse de las buenas ideas de los demás. Pero no se queda ahí: además de su incapacidad, suele culpar a los empleados de sus propios errores y de su ineficacia.
El inseguro
Otro tipo de jefe tóxico es el supervisor inseguro. Esta clase de líder suele buscar una camarilla de aliados que le sigan allá donde vaya. Utiliza a estos seguidores como vigilantes de lo que ocurre a su alrededor ya que teme que los empleados que tiene a su cargo se puedan volver contra él en cualquier momento.
El workaholic y el vago
Vamos ahora con dos tipos de jefes tóxicos que forman parte de un mismo continuo, podríamos decir que ocupando extremos contrapuestos. Por un lado tenemos al workaholic, un personaje que no tiene vida más allá de la oficina y pretende que tu existencia sea igual. Frente a él encontramos por otra parte al vago, que siempre esperará que hagas tu trabajo y también el suyo.
El arrogante
Por último, tenemos un quinto tipo de jefe tóxico muy común, el mandón arrogante. A las personas con este perfil jamás las escucharás pedir una disculpa, pues son incapaces de equivocarse. Por añadidura, tampoco suelen escuchar a nadie más que a sí mismos.
“Si no tienes jefes tienes muchas más posibilidades de ser feliz que si te mandan”
-Eduardo Punset-




COMO ACTUAR ANTE UN JEFE TÓXICO

Hemos dado el primer paso. Ya tenemos información útil para identificar al jefe tóxico. Este detalle es importante para saber cómo lidiar con estos perfiles. Ahora bien, ¿qué podemos hacer para que no nos afecte directa y personalmente? Sigue estos consejos:
  • Jamás te impliques personalmente. Es más, no debes reaccionar ante los abusos, las críticas o la injusticia de forma emocional. Si te mantienes en calma, evitando el enfrentamiento y con actitud hierática, es posible que busque otro foco de sus iras.
  • Acude a tu supervisor si la situación persiste. Es decir, en lugar de confrontar, acude a él. Trata de entenderle y saber exactamente qué es lo que quiere. Si sabes qué espera de ti, te resultará más sencillo complacer sus exigencias.
  • No se te ocurra pensar que puedes cambiar a un jefe tóxico. Generalmente, son personas conflictivas tanto en el ambiente laboral como personal. Así pues, no podrás hacerle variar su actitud, por lo que solo debes navegar por las procelosas aguas de sus formas.
  • Recuerda que tu jefe no es tu amigo. Así pues, que él actúe como quiera, pero ello no debe ser óbice para que tú no seas profesional. Haz tu trabajo lo mejor que sabes y puedes y compórtate como una persona educada y capaz.
3 claves extra para lidiar con jefes tóxicos
Además, ten en cuenta que:
  • Es bueno tener todo documentado por escrito. Así pues, haz acopio de correos electrónicos y papeles que un día te serán de gran utilidad, si el conflicto se recrudece.
  • En tu vida personal, disfruta y olvida el trabajo. Es un ejercicio muy complejo, pero también necesario. Fuera de la oficina, abandona los problemas laborales. Si no, solo lograrás que tu vida se convierta en un infierno.
  • Si nada de esto ha surtido efecto, queda una última opción, abandona tu puesto de trabajo. Si alguien te hace la vida imposible y se ha convertido en tu realidad durante las 24 horas, por salud mental y física, olvídate de ese empleo, pues la situación siempre irá a peor.
Estas claves de Vijay Nair pueden serte muy útiles para poder desempeñar nuestro trabajo sin que un jefe tóxico nos afecte demasiado. Si un día te encuentras en alguna de estas situaciones o con estos personajes, no dudes en ponerlas en práctica!
*Nota editorial: sabemos que el mercado laboral no está como para dejar un empleo a las primeras de cambio. Si no puedes hacerlo por razones económicas, lo que te recomendamos es que te pongas a buscar un empleo mientras sigues trabajando. Esta solución es mucho más efectiva que la queja diaria, ya que tú mismo estarás intentando salir de forma activa de esa situación y alimentando un hilo de esperanza.
Fuente: LA MENTE ES MARAVILLOSA.

MI CAFÉ




 MI CAFÉ


Después de leer las noticias de este domingo y  cosas varias en el Facebook, lo más sugerente sigue siendo mi café.
Voy a aproximarme al filósofo Husserl que les decía a sus alumnos que le trajeran un café para que pudiera hacer fenomenología con él.

¿Qué es una taza de café? Veamos… 

Uno.-  Es una planta de granos verdes que maduran en un bonito color rojo, que manufacturados  se muelen y cuyo polvo se prensa e introduce en agua hirviente y se filtra en un recipiente con  determinada forma para ser bebido por un ser humano.

Dos.- Es un brebaje cuya propiedad, la cafeína, produce un efecto estimulante.

Tres.- Es algo abstracto mezcla de sentimientos y percepciones que puede ser experimentado de diferente forma según el estado anímico del momento.
Pues creo que la mejor descripción está en la que he encontrado en el libro que estoy leyendo en este plácido domingo y que me apetece compartir.  Impactante para l@s adict@s al café.

“Esta taza de café es un rico aroma, a la vez terrenal y perfumado; es el movimiento perezoso de un arabesco de vapor que se eleva de su superficie. Al llevármelo a los labios, es un líquido que se mueve de forma plácida y un peso en mi mano, dentro de su taza de grueso borde. Es una calidez que se aproxima, luego un intenso y oscuro sabor en la lengua, empezando con una pequeña y austera conmoción y luego relajándose en una calidez cómoda, que se extiende desde la taza a mi cuerpo, trayéndome la promesa de una actitud alerta, reconfortante y duradera”. (Bakewell S., 2016, p.60)

 Una descripción que experimento en el mismo instante que tomo mi café. El sabor que me gusta, la expectativa de activarme para empezar el día, esas sensaciones esperadas del momento de tomar mi café, acompañado de un desayuno atractivo, la lectura de la prensa o de las redes sociales, una conversación, unos propósitos ante el día que se presenta, los buenos deseos, los buenos días, la planificación de la jornada laboral, o, en este domingo, simplemente estar. Y podría añadir un buen puñado de frases motivadoras del estilo: “Hoy disfruta y sé feliz” “Hoy puede ser un gran día” “Cada día es un nuevo comienzo”  
Pero prefiero compartir sólo ese momento con  mi café, nada más y nada menos.