CERRANDO CÍRCULOS, SEGUIR ADELANTE CON TRANQUILIDAD, ESO ES LA VIDA


MANEJANDO EMOCIONES NEGATIVAS CON INTELIGANCIA EMOCIONAL. 



CERRANDO CÍRCULOS


Cerrando círculos, puertas. Seguir adelante con tranquilidad, eso es a vida.


Cierra, clausura, limpia, tira, oxigénate, despréndete, sacúdete y suéltate.
Nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo.  

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.

Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo, se acabó tu relación, ya no vives en esa casa, perdiste a alguien? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los por qué y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.

El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir pasando hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió y después del tiempo de duelo hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
 
Por eso, a veces es tan importante “destruir” recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos y vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.

Sólo que tenemos el presente. El pasado puede muy bien decorar el presente. Podemos hacer planes de futuro, pero no quedarnos ni en el pasado ni en el futuro.
Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo llegaste sin ese adhesivo.
El pasado ya pasó, no esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan,  ni esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento.
Volver continuamente al pasado lo único que se consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para ir adelante nunca hacia atrás. Si andas por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir el presente con satisfacción.
Parejas, amistades que se clausuraron, aún sigues pensando en posibilidades de volver, de regresar (¿a qué?) ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ahora, hazlo, si no, déjalos ir y cierra capítulo.
Dite a ti mismo/a que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque tú ya no encajas allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, es esa casa, en esa oficina o en ese trabajo.

Tú ya no eres el mismo/a  que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta.
Ni tú serás la misma persona, ni el entorno al que regreses será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático, todo fluye como el agua del rio.

Esa costumbre que tenemos de apegarnos al pasado debemos trabajarla para aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y se puede lograr porque nada ni nadie es indispensable.
Sólo se trata de costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas te ayudará definitivamente a seguir adelante con tranquilidad.

¡Esa es la vida!



Autor del texto Paulo Coelho
 

 

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