CONFIA EN LA VIDA

 


En la vida nos encontramos inseguridades y también seguridades. Sí que es cierto  que la vida está llena de incertidumbres que nos causan malestar, preocupación y miedo, pero también  vemos que la naturaleza, en su sabiduría,  renace cada día fuerte y confiada a pesar del maltrato  que recibe. Una estación se sucede a otra inexorablemente, las flores nacen con confianza esperando a las abejas para ser polinizadas, las plantas se desarrollan, los árboles crecen y luchan contra las plagas a pesar que el llamado cambio climático por algunos o geoingeniería por otros afecta a todo el planeta y representa una de las mayores amenazas para el futuro de la humanidad.

Si ya sabemos todo esto, una reflexión que les hago a mis pacientes cuando vienen afectados de estrés, ansiedad y desesperanza,  es que confíen en la vida porque después del invierno llega la primavera, las plantas desarrollan sus flores con la confianza de que se acerarán las abejas y los ciclos de la vida continuarán.  

“Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor…” dijo Einstein

Acercarnos a lo que tenemos por seguro nos puede ayudar a relativizar las incertezas y a  no sucumbir al miedo. Estar más en contacto con la naturaleza y observar su regularidad ayudará  a tener esa confianza. Observar los cambios estacionales, el cielo, la luna, escuchar el sonido del mar y sentirnos acariciados  por la suave brisa, nos proporciona esa calma necesaria para bajar los niveles de estrés y soportar el miedo a lo desconocido.

Poder visionar espacios naturales y sentirnos asombrados cada día con la mirada de ese niño o niña  inocente que fuimos un día, nos convertirá en menos vulnerables  a la presión social  a la que estamos expuestos a diario.

Buscar momentos para pasarlos  en espacios naturales, caminar de forma consciente estando en el momento presente, nos va a empoderar y a llenar de energía porque esos momentos son nuestros, nadie nos los puede arrebatar. Lo que pensamos, sentimos y decidimos es libre albedrío. Nuestros pensamientos definen lo que somos, nuestras emociones determinan lo que sentimos y lo que sentimos nos mueve a actuar.

Mimetizándonos con esos espacios naturales y confiando en la vida podremos también transmitir esa confianza a las personas que nos rodean y seguir adelante viviendo de forma más sana a pesar de las incertidumbres que se nos presentan.



Floren Solà. Psicóloga. Logoterapeuta.

ANTE LA CRISIS ACTUAL, SI NO TE GUSTA LO QUE VES CAMBIA TU MIRADA


 

ANTE LA CRISIS ACTUAL, SI NO TE GUSTA LO QUE VES SIEMPRE PUEDES CAMBIAR TU MIRADA


VIKTOR FRANKEL acuñó el término “OPTIMISMO TRÁGICO” según el cual podemos elegir nuestra forma de reaccionar a los acontecimientos negativos.

Hoy en día casi se nos exige a las psicólogas y psicólogos que transmitamos mensajes positivos. El pensamiento positivo, la Psicologia positiva, es lo que necesita la población en general, son esos los mensajes más necesarios cuando nos piden consejo para convivir con la situación actual y lo que representa en las vidas personales, sociales y económicas de la sociedad. Sólo cuenta si podemos transmitir ese tipo de mensajes. Pero los profesionales de la salud mental sabemos muy bien que ese tipo de pensamiento no soluciona el sufrimiento psicológico, social o físico. 

En la vida no todo es tan simple y sólo una actitud madura, realista y comprometida será mucho más efectiva que ese tipo de pensamiento positivo que nos han vendido como la panacea de la felicidad. Se trata, pues, de un pensamiento realista con la situación que vive cada persona y, eso no significa resignarse a la situación que nos está tocando vivir, una situación en la que podemos tomar como referente al Psiquiatra Viktor Frankl, sobreviviente de cuatro campos de concentración y autor del  libro “El hombre en busca de sentido”. Frankl  fundó la Logoterapia existencial centrada en la voluntad de sentido y a él le debemos el término: “Optimismo trágico”. Se trata de un concepto muy útil, sobretodo en épocas de grandes dificultades ya que nos permite ver con claridad, ser conscientes y aceptar lo malo, al mismo tiempo que podemos decidir cómo vamos a reaccionar  ante cualquier cosa que ocurra, sea lo que sea.

En la situación actual del COVID-19  nos enfrentamos  a una crisis nunca vista que no va a desaparecer con el pensamiento positivo, sin embargo evaluar de manera realista, informándonos correctamente y sopesando todas las opciones, así como ver si podemos cambiar algunas cosas, son acciones más eficaces, como también  examinar nuestra libertad y el radio de acción que poseemos para actuar. Una vez tengamos bien definido el panorama vemos de qué forma  podemos aplicar las acciones que consideramos eficientes y apropiadas, en nuestra vida cotidiana. Podemos decidir con ciertas condiciones y la decisión última es la que decidimos cómo vamos a afrontar la crisis y utilizar este periodo de la mejor forma posible, tanto para nosotras como para nuestro entorno. Cambiar aquello que podemos cambiar, estar abiertos, ser críticos e investigar. Utilizar el sentido común. Gestionar cada día que vivimos de la forma más efectiva y que contribuya a mejorar la situación, eso ya es un éxito. La vida es este presente que tenemos delante y por aquí es donde debemos empezar.

Si lo que antes funcionaba ahora no funciona, tendremos que cambiarlo para hacerlo de otra forma, compartir responsabilidades y cuidados. Cuidarnos y cuidar, así de simple. El filósofo y psicólogo  Alexander Batthyány, [1] discípulo de Frankl (Viena 1971) y  director del Instituto Viktor Frankl de Viena, dice que trabajar en  equipo es el mejor constructor de la paz. Se trata de compartir responsabilidades con amor  y dedicación y transformar  las cosas con nuestro ejemplo, llenando nuestro entorno de bondad, comprensión, responsabilidad y libertad.

Los estudios demuestran que la bondad suele ser contagiosa. En cuanto a las personas que viven solas, la bondad con una misma, es esencial para la buena salud física, mental y emocional y no se trata de egoísmo, es autocuidado y autoestima. Y ya lo dice el refrán: “La caridad empieza por una misma”. El respeto, la amabilidad, la responsabilidad, la comprensión, la compasión, la curiosidad y la bondad,  son valores que ahora más que nunca debemos practicar con nosotras mismas y con los demás. Ver más allá, tener un pensamiento crítico y respetar aquellos que no piensen o sientan como nosotras, nos dará esa ecuanimidad y equilibrio tan necesarios, además seremos ejemplos a seguir y a nivel personal poseeremos ese tesoro que es la libertad de decidir cómo reaccionar ante la grave situación de crisis actual.

Esta es la esperanza, la de que el mundo no derive en la dirección atroz y terrible que parece abocarse, sino que, como dice Alexander Batthyány,  podamos contar con una nueva generación  capaz de reconstruir un mundo sacudido por esta crisis. 




[1] Alexander Batthyány, filósofo, psicólogo y discípulo de Frankl (Viena 1971) y  director del Instituto Viktor Frankl de Viena, titular de la Cátedra V. Frankl en Liechtenstein y Budapest. Lo explica en una entrevista en el País, con motivo  de la publicación de su último libro, “La superación de la indiferencia. El sentido de la vida en tiempos de cambio”. Editorial Herder.