MITOS Y CREENCIAS SOBRE LA VEJEZ


EL TEMOR A ENVEJECER

Ese temor a envejecer nace de una serie de actitudes, mitos y estereotipos erróneos que tiene tanto la gente mayor como toda la sociedad en la que vivimos. Estos mitos, creencias y prejuicios son la causa que veamos la vejez como una etapa de la vida muy negativa. Por un lado no queremos morir jóvenes, por el otro nos da miedo volvernos viejos. Es totalmente cierto que la vejez tiene aspectos negativos, como los tiene cada una de las etapas que hemos vivido: la niñez, la adolescencia, la primera juventud, la adultez y la madurez. 
Todas sin excepción tienen una parte positiva y otra negativa. 
Depende de nosotras como vivimos cada una de estas etapas.

QUEMANDO ETAPAS

Etapa infantil. Aprendemos a vivir con la realidad de que el tiempo escapa a nuestro control y domina todo lo que hacemos. De niños  un minuto se convierte en 20 si se le ha prometido llevarle a jugar al parque.

Etapa adolescente. El tiempo pasa  y no sé qué camino tomar en la forma de afrontar las situaciones. En la adolescencia nos inquietábamos porque necesitábamos respuestas para poner rumbo hacia el futuro.

Etapa primera adultez. Nos labramos nuestra profesión, trabajábamos y no dejábamos de formarnos y aprender para realizar proyectos y alcanzar metas. Pero a medida que íbamos avanzando percibimos la necesidad de otras cosas, por ejemplo, ser madres, antes que fuera demasiado tarde.

Etapa segunda adultez. Una profesión consolidada, hijos que crecen, la familia soñada. Pero recordar la edad nos hace ver que la vida se esfuma y esas aficiones aparcadas, ahora surgen y nos susurran al oído que las pongamos en práctica. Se abre un espacio de mayor libertad para cumplir sueños.

Etapa madura. Gozamos de buena salud, proyectos personales y profesionales realizados, una vida solucionada. En esta etapa surgen sueños y afinidades que ponemos en marcha: viajar, aprender a tocar el piano,o estudiar un nuevo idioma, entre otras cosas.

Etapa de la vejez. La vida aprieta y ya no hay tiempo que perder. Surgen sentimientos encontrados de incertidumbre y miedo. ¿Qué hacer ahora?

Vemos que la vejez es una etapa más en la cual se debe aprender y disfrutar como en las otras etapas vividas, asumiéndola, sin miedo, comprendiendo que si bien habrá cambios físicos, el estado emocional será fundamental para permitir vivirla de la mejor forma.



MITOS, CREENCIAS Y REALIDADES



 Más de la mayoría de las personas mayores de 70 años tienen problemas  de memoria, se           desorientan con facilidad, sufren demencias, son seniles.

FALSO. Cada vez más estudios desmienten esta información. La mayor parte de la gente tiene pequeños olvidos, que no tendrían mucha importancia  si ellos mismos o las personas de su alrededor no se la dieran. Sólo un pequeño porcentaje sufren este problema. Según estadísticas brindadas por el neurólogo del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas Danilo Sánchez Coronel, el 1% de la población de 60 años padece Alzheimer, en los adultos mayores de 60 a 65 años es el 2%; mientras que en los mayores de 65 años a 70 es del 4%; porcentaje que sube a 8% si es mayor de 70 años; en tanto que en los mayores de 75 años llega al 16%.  


La gente mayor no tiene capacidad ni interés para las relaciones sexuales.

FALSO. La edad no impide tener una vida sexual satisfactoria y activa. Puede existir con el paso de los años una disminución a la respuesta de estímulos sexuales y algunas molestias que se pueden corregir fácilmente.

Todos los adultos mayores son iguales.

FALSO. Hay más variedad entre las personas mayores que en ningún otro grupo de edad.


Los adultos mayores tienen actitudes muy rígidas y se repiten mucho.

FALSO. Existe la creencia de que los mayores son incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos con sus tecnologías, pero hay un porcentaje altísimo de personas mayores de 65 años que no tienen ninguna dificultad en hacer uso de las nuevas tecnologías y aprenden continuamente nuevos programas y avances.

La vejez dificulta la capacidad de aprender.

FALSO. Los patrones  de aprendizaje pueden variar y la velocidad de aprender puede disminuir, pero la capacidad de aprender persiste durante toda la vida y si se practica puede incrementar la memoria y la inteligencia.



 Los olvidos probablemente indican el comienzo de una demencia.

FALSO. La pérdida de memoria puede estar causada por múltiples factores, entre ellos la medicación o la depresión.


La gran mayoría de los adultos mayores sufren depresión. Y la depresión en la vejez es más duradera y difícil de tratar que en edades más jóvenes.

FALSO. La gran mayoría de los adultos mayores  no están deprimidos. La depresión no es parte intrínseca del envejecimiento. La edad, por sí sola no es un factor de riesgo para sufrir depresión. En cuanto al curso de la depresión en los mayores es idéntico al de los jóvenes. La respuesta al tratamiento de la depresión evoluciona tan positivamente en mayores como en otros trastornos de la edad.





Las personas mayores que trabajan son menos efectivos que los jóvenes.

FALSO. Depende del tipo de trabajo y de la persona. Si el trabajo no requiere mucha fuerza o velocidad, las personas mayores son más constantes, más efectivas en su rendimiento, en su ritmo y en su velocidad, han aprendido a suplir carencias con sus propias herramientas y con la experiencia, eso los hacen iguales de efectivos que trabajadores más jóvenes. Suelen ser más responsables y comprometidos en su trabajo por lo que hay menos absentismo y menos accidentes laborales.



La mayor parte de las personas mayores están muy arraigadas a sus costumbres y no cambian.

FALSO. Pueden cambiar al igual que cualquier otra persona, siempre y cuando haya motivación y convencimiento, si creen que vale la pena el esfuerzo.

La mayoría de gente mayor se aíslan, se vuelven solitarios, amargados y gruñones.

FALSO. El carácter de la gente mayor depende  de su personalidad, de las experiencias vividas, de la sociedad en la que vive, de los apoyos que recibe, los roles que ha vivido y el resultado de los mismos. Por lo tanto hay una gran variedad en el carácter de los adultos mayores. Si se aíslan, es por decisión propia y por gusto, los que tienen un carácter más introvertido buscarán conocerse  mejor a sí mismos y hacer balance de su vida. 

Debemos tener en cuenta que muchas veces son la familia o los grupos sociales  los que se alejan, los excluyen o los evitan, haciéndoles sentir rechazados. 

En ocasiones sucede que económicamente o físicamente  no tengan la capacidad para participar, sin embargo la inmensa mayoría desea participar socialmente, trabajar, ser productivos, hacer voluntariado y seguir siendo activos socialmente. 

Es falso y se ha demostrado que la edad no tiene nada que ver con el mal humor. Gente amargada y gruñona la encontramos a cualquier edad. 
Hay personas  insatisfechas con su vida, esta actitud también puede estar relacionada con las expectativas y creencias que cada persona tiene sobre la vejez.

Los viejos son inútiles, no pueden aportar nada.

FALSO. Los adultos mayores tienen ciertas limitaciones e incluso pérdidas. Es cierto que pierden visión, oído y fuerza, pero no pierden inteligencia, tienen más experiencia, comenten menos errores y pueden seguir siendo muy productivos. 
Miguel Ángel  produjo obras importantes después de los 70 años y muchos otros como Bertrand Russell obtuvo el Premio Novel de Literatura con 78 años. Otros artistas como Charles Chaplin, Arthur Miller, Pablo Picasso y un largo etcétera, mantuvieron su creatividad hasta el final de sus vidas, muy entrada la vejez.

Las personas mayores son una carga y un estorbo.

FALSO. En cuanto a ser una carga, depende de la percepción personal. En nuestra sociedad  se da más valor y prioridad a la consideración que las obligaciones son hacia los menores no hacia los mayores.

Esta creencia se puede dar por dos motivos:

Cuando aparece la necesidad y la persona mayor necesita la ayuda de sus hijos, éstos deben elegir entre repartir tiempo y recursos para atenderle y ayudarle, o bien, utilizar éstos recursos para sí mismos, creándose un conflicto interno y apareciendo la culpabilidad. Una de las formas de resolverlo es proyectando la culpa hacia el anciano, buscando justificaciones  que los eximan de culpa.

Asimismo, ver a la persona anciana, es ver un reflejo de sí mismos, de un futuro que también les llegará. Estas emociones reflejan el miedo que sienten dando como resultado el apartarse emocionalmente de todo lo que implica ser viejo. Por eso, en ocasiones sí se vuelve una relación difícil que afecta a las dos partes, la una demandando atención, la otra ignorando esa demanda y ambas culpándose mutuamente.




DESAMOR Y RUPTURA

 El Desamor



Cierro los ojos y respiro. Me imagino en un lugar del futuro y mi pareja no está. La busco y no la encuentro. Mi mirada es transparente y alegre. No me siento sola, no estoy sola. Mi corazón está lleno, mi alma limpia, mi espíritu tranquilo. 

Este ejercicio de proyección al futuro nos ayuda en el presente a discernir entre lo que sentimos y lo que vivimos.

Según el modelo del psicólogo estadounidense Robert Sternberg, una relación sana se define por el nivel de compromiso, de intimidad y de pasión.

El compromiso significa tener los mismos objetivos e ir en la misma dirección para conseguirlos. Si hay diferencias importantes, si no hay planes de futuro o éstos no coinciden, la relación supone un esfuerzo frustrante y ya no se es un equipo.

La intimidad es auténtica y sana cuando se comparte la misma filosofía de vida, se puede hablar de cualquier tema, sentir y disentir. Las palabras de valoración de la pareja son el índice de la felicidad en la relación. En este aspecto será la cantidad y calidad de pensamientos y palabras de reconocimiento el indicativo de que la relación naufraga. Los secretos, mentiras, falta de comunicación y temor a las respuestas indica claramente falta de confianza que desemboca en frustración y dolor.

La pasión es la necesidad que tiene la pareja de muestras de cariño, de disfrutar de una sexualidad plena por ambas partes, compartir emociones, risas, ocio y tener una complicidad. A veces encontramos parejas que con el tiempo han llegado a ser amigos con una variante de sexualidad a base de caricias, complicidades, charlas apasionadas, besos y un alto grado de romanticismo. 

En las terapias de pareja que acudieron a la consulta de psicoterapia, una de ellas, Montse y Nando, parecía que su problema más importante estaba localizado en la falta de deseo. Ambos sabían divertirse juntos, se les veía comprometidos. A lo largo de la terapia salieron a la luz las dificultades de Nando para expresar sus emociones y para comunicar sus pensamientos. Por otro lado, Montse era una mujer muy impulsiva y bastante inestable, le costaba acompañar a su pareja emocionalmente. Tiempo después ella quiso comprar una vivienda y trasladarse a otra ciudad juntos pero Nando no participaba de estos sueños. Un tiempo después Nando habló con su mujer y le dijo que ya no sentía por ella lo mismo, fue su manera de romper la relación.

Las rupturas, al producirse marcan a las dos partes de la relación. Si hay una buena autoestima, si la persona es fuerte y confía  en sus capacidades saldrá adelante y fortalecida al finalizar la etapa del duelo. Inevitablemente pasará por  momentos de tristeza y rabia, a veces con incredulidad y regateo, con la esperanza de reavivar la llama. Pero al final sanarán las heridas y afloraran nuevos sentimientos que atraerán nuevas oportunidades.

Una de las pautas que funcionan bien es que cada vez que  la pareja venga a nuestra mente invadiendo los pensamientos podamos ser capaces de  desearle que las cosas le vayan bien, con toda la sinceridad posible, luego podemos buscar esos pequeños regalos que la vida ofrece, las cosas bellas que la existencia nos da día a día y recordar siempre que a veces una ruptura significa regalar y regalarse libertad.

Reconstrucción. Lo más importante es recuperar la vida interior que poseemos y reconstruir. El miedo, la angustia y la tristeza que se siente en la primera fase irán difuminándose con el tiempo, por lo que la inestabilidad actual pasará a una  mayor seguridad proporcionando poco a poco estabilidad emocional.

En una segunda fase ya podremos  definir objetivos y metas, estableceremos  planes de acción que se dirigirán a hacer realidad la construcción de nuestros sueños.
Y en la siguiente fase llegarán los sentimientos de satisfacción con uno mismo y con la vida que se va construyendo. Los pensamientos  y actitudes van a ir acordes con el disfrute y la paz interior.

El proceso de ruptura es un proceso doloroso que se supera pero  cuando se traspasa el límite de lo aceptable en el sufrimiento, no dudes en pedir ayuda profesional.