El corazón tiene razones que la razón ignora. Blaise Pascal
El corazón es a menudo más fuerte
que la razón. Las razones del corazón no son siempre racionales, las ganas y el
deseo, la razón las ignora.
Además, ¿por qué ser razonable en el amor, por ejemplo?
A veces es difícil comprender la
atracción que podemos sentir por una persona y entender porque hacemos cosas contra natura por otra
persona. Porque el corazón no escucha a la razón. Es así de sencillo (y
complicado). Sin embargo el paso del tiempo, el mayor conocimiento de la otra
persona, el formarse una nueva imagen de ella permite eliminar la atracción, la
fantasía y es esa nueva realidad la que hace que el corazón y la razón remen al
mismo compás. Así pueden pasar los años hasta
que nos damos cuenta que aquello que en un momento nos sirvió, hoy ya no
funciona de la misma manera. Nos damos cuenta que nos habíamos congelado en el
paradigma.
Se trata de ver la vida con otra
mirada, para lo cual deberemos retroceder
al paradigma original, ya sea mental o emocional, porque sólo desde la
verdad que hallemos podremos sanarnos.
Eso, evidentemente, no es fácil porque vamos a encontrarnos en un juego de emociones y
racionalidades intenso, fuerte. En todo caso será un proceso incómodo en el que
tendremos que utilizar potentes herramientas desde la emoción y desde la razón
para restablecer el equilibrio.
“Acéptate tal como eres y habrás silenciado al más severo
de los jueces. “
Aquí es donde trabajaremos con la
autoestima y el autocuidado. Entender lo que somos y cómo somos, potenciar el
amor hacia uno mismo. Aceptar lo que somos entendiendo que ninguna persona es mejor que otra en una
relación, entender que somos diferentes y cada uno tenemos nuestras fortalezas
y debilidades. No buscar cambiar lo que somos –nuestro paradigma real- aunque
sí que podemos incorporar nuevas
herramientas con las que potenciar las facetas que deseemos. La autorregulación
incorporada a través de prácticas como el yoga y la meditación, junto con el
acompañamiento de la psicoterapia, son prácticas muy eficaces para llevar con
éxito estos tipos de procesos de integración del Yo interno. Este yo integrado
toma decisiones y regula nuestras emociones basándose en lo que nuestro corazón
(el yo emotivo) nuestras vísceras (el
yo sensorial e intuitivo) y nuestra
mente (el yo cognitivo y neuropsicológico) nos dicen, de común acuerdo, que es
cierto. Cuando se halla incorporado un conocimiento integrado y sutil del yo,
se es capaz de vivir tanto intuitivamente como a partir de los conocimientos de
que al cabo de los años hemos ido haciendo acopio. A esta integración de
nuestras personalidades emotiva y racional se entiende en términos de “mente
llena de sabiduría”, de esta forma, una mente sabia agrega el conocimiento
intuitivo y el análisis lógico a la
experiencia emocional.
“Sabiduría no es acumulación de hechos, nombres o
información. Sabiduría es la transformación que conseguimos en nuestro espacio
interior.”
Por eso acabaré diciendo desde mi
perspectiva de psicóloga, que ante algo crucial, como puede ser la elección de
una carrera universitaria o un trabajo, debe primar la cabeza, pero y aquí vine
el quid de la cuestión, no hay que olvidar que el corazón es el primero que guía
las decisiones. Y es que, a veces es muy difícil dejar de lado nuestro corazón,
¿verdad?