Entrevista a
Boglarka Hadinger, doctora en Psicología; logoterapeuta.
“Ninguna relación es buena si una parte no da”
Tengo 58 años. Nací en
Budapest y vivo en Tubinga y Viena. Soy especialista en logoterapia,
psicoterapia centrada en hallar el sentido de la propia vida. Estoy casada y
tengo dos hijas. Estamos en un momento de cambio que requiere madurez. Tengo
creencias sin iglesia
Dar y recibir van unidos?
Ninguna relación es
buena, ni siquiera la de padres e hijos, si alguna de las partes no hace algo
por los otros. Es importante que todos nos sintamos necesarios y útiles.
¿Qué podemos pedir a los hijos?
Algo más que su
felicidad. Debemos enseñarles que ellos también pueden darla: “Llama a tu
abuela, que está un poco triste, le alegrará oír tu voz”.
Importante, sí.
Hay que darles pequeñas
tareas para que puedan experimentar la sensación de que hacen algo con éxito y
por los demás.
Es una excelente idea.
En Sicilia y en Austria
hay un proyecto, Una escuela adopta un monumento, en el que los niños se
responsabilizan de cuidar un monumento, lo reparan si se estropea y se lo
enseñan a los turistas.
Herramientas para la madurez.
Es esencial para
relacionarse. En una discusión, la madurez permite que callemos cosas que
herirían profundamente al otro y la relación, nos da la capacidad de ser
cuidadosos con los que amamos y con el entorno.
¿Cuándo somos adultos?
Cuando nos responsabilizamos
de nosotros y de lo que provocamos en los demás, y cimentamos nuestro sentido
del humor, que tiene mucho que ver con la madurez: permite tomarse las cosas
con cierta distancia y ver que hay algo bueno en cada ser humano. Ser persona
es involucrarse en el mundo.
La madurez llega cuando llega, si llega.
Lo primero es saber que
uno puede trabajar su madurez interior. Tengo el convencimiento de que cada ser
humano tiene una tarea en tres diferentes ámbitos.
A saber…
La primera tarea es el
trabajo con uno mismo, aprender a modularse: corregir los defectos, potenciar
las virtudes. La segunda es con las personas que nos rodean: entender que si
queremos ser felices, no lo seremos si ellos no lo son. Por último, cada uno de
nosotros tiene una tarea con el mundo, y eso es la búsqueda de sentido.
Llevamos siglos buscándolo.
Una cosa es el sentido
de la vida en general y otra el sentido de la propia vida. Cuando la vida tiene
sentido no lo reflexionamos, se da por supuesto.
Pensamos sobre él cuando
se vuelve inseguro, y eso ocurre cada vez que perdemos algo importante o cuando
ya no estamos satisfechos con lo que tenemos y debemos dar un paso de madurez
interna.
Las crisis.
Cualquier crisis,
económica, medioambiental e incluso de pareja, son síntomas de algo más
profundo. Viktor Frankl, el creador de la logoterapia, dijo que a veces el
síntoma es lo sano de una vida patológica.
En una vida se viven unas cuantas.
Ocurre en la pubertad,
luego la crisis entre los 40 y los 45 años en el caso de las mujeres, y en el
caso de los hombres, entre los 50 y los 55 años, aunque a veces encuentran
sentido durante un par de semanas en una minifalda, y la crisis de la vejez.
Demasiadas.
Nos proponen
reflexionar, encontrar una nueva tarea y una nueva forma de vivirla, es decir,
responder a cómo puedo vivir a partir de ahora para que la vida tenga sentido.
No me parece tarea fácil.
Es una tarea
maravillosa: significa que no vivimos de forma automática, es un trabajo
interesante, de detective.
¿Mirar por enésima vez al pasado?
A veces resulta
necesario porque a menudo en situaciones de crisis nos comportamos como lo
hicimos cuando éramos niños porque en esos momentos nos ayudó. Pero hay otro
punto de vista más interesante.
Usted dirá.
Mirar el pasado para ver
qué competencias tenía; qué cosas me han dolido, porque me indican qué puedo
hacer; qué he aprendido o qué me gustaría hacer diferente, por ejemplo, con mis
hijos, de como lo hicieron conmigo, y, sobre todo, qué es lo que la vida espera
de mí en el futuro.
Casi nada.
Se trata de preguntarse
para qué merece la pena seguir viviendo. Si estás vacío de sentido, lo llenas
con adicciones, deseos, consumo; o a base de relaciones que te sostengan.Pero
siempre llega el día en que el vacío existencial te duele, y si ves la cara de
una persona a partir de los 50 sabes si está llevando una vida con sentido o
no.
Usted hace terapia de pareja. ¿Qué es
necesario para tener una buena relación?
Tiene que ver mucho con
la madurez, el enamoramiento escoge a una persona determinada con la que
también tenemos una tarea, y sólo después de haber atravesado algunas crisis
podemos ser adultos.
Pues venga crisis.
En las primeras
reaccionamos como cuando éramos pequeños, y solemos comportarnos con nuestra pareja
como padres estrictos, por eso es importante decirnos a nosotros mismos: “Soy
adulto: puedo sentarme y hablar. Estar con esta persona me plantea un reto de
crecimiento personal”. Cuanto más maduras son las parejas, mejor pueden superar
las crisis y aprender de ellas.
En busca de sentido
Hay que ser muy cafre
para que la lectura de El hombre en busca de sentido no te deje sumido en
profundas reflexiones. Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra vienés, lo
escribió en Auschwitz. Explicó que el sentido es lo que nos salva y creó
escuela, la logoterapia.
Hadinger, que da clases
de logoterapia en la Universidad de Tubinga y en la Sigmund Freud en Viena, fue
una de sus alumnas: “Uno sólo se convierte en una persona madura, competente y
fascinante cuando empieza también a dar. Dar y recibir van unidos. Frankl decía
que ser persona es involucrarse en el mundo”. Ha impartido un seminario en
Formación en Logoterapia y Análisis Existencial (ALEA).
Ima Sanchís
Publicado en: La
Vanguardia