SUPERAR LA FRUSTRACIÓN
“No desesperes ni
tan solo por el hecho que no desesperas. Cuando todo parece acabado, surgen
nuevas fuerzas. Eso significa que vives.” Franz Kafka.
No siempre es fácil superar la
frustración. Es un sentimiento que aparece cuando las cosas no salen como las
habíamos previsto.
La frustración es un estado emocional interesante, porque
a veces tiende a sacar lo peor de la persona que está frustrada.
Cuando nos planteamos cómo
superar la frustración no es raro que nos aconsejen que nos compremos libros de
autoayuda, que lo que nos dicen es que para realizar nuestros sueños y
proyectos hemos de imaginarnos ya en ellos, pensar, proyectar y soñar con
ellos.
Habitualmente cuando nos acompaña
el sentimiento de frustración, este ejercicio de proyección no hace más que
aumentar la frustración, porque con esta proyección de buenas intenciones
aparece otra emoción: el miedo. “Y si no
lo consigo…”
Por consiguiente, este no es un
buen camino. En cambio, cuando conseguimos
deshacernos de este sentimiento, volveremos de nuevo a desear, proyectar
y reemprender de nuevo. Pero hasta entonces nos queda todo un camino por
recorrer.
Entonces, ¿cómo empezar?
Si la frustración nos acompaña y
con ella los sentimientos de negación, sentimientos derrotistas i de
desconfianza delante del proyecto que tenemos en marcha, el camino que toca en
este momento es el de aceptación.
Aceptación significa: “ser
capaces de vivir intensamente y con plenitud lo que en este momento nos toca
vivir”.
Así que, ahora lo que nos limita
para conseguir nuestras metas es lo mismo que en otras ocasiones nos ayuda a
conseguirlas, es decir, focalizar la atención, ponerle ilusión, tener muchas
ganas i ser muy impacientes para conseguir el proyecto. En ocasiones estos
aspectos son muy buenos, pero en otros, estos mismos componentes generan y
mantienen la frustración, porque las cosas no se corresponden a lo que estamos
deseando ni lo que habíamos esperado que ocurriera. Y estos mismos ingredientes
pueden obstaculizar, enlentecer o bloquear las metas, de manera que parece que
no va a llegar nunca ni se van a materializar esos deseos, apareciendo entonces
una nueva compañera de camino: la frustración.
Sin embargo cuando logramos
aceptar la realidad que estamos viviendo, también conseguimos cambiarla.
Desaparecerá la frustración cuando aceptemos que no todo sale de la manera
esperada y aceptemos la situación, es entonces cuando tendremos otra mirada más
amplia que nos permitirá encontrar otras vías
para ser felices. De esta forma, con otros sentimientos, desde la
aceptación, la comprensión y la tranquilidad, seguiremos caminando hacia nuestros sueños, sin que la frustración
nos paralice. Y así a lo largo del camino, puede ser que nos sorprendan nuevas
situaciones, nuevos caminos que se entrecruzan
y que, sin pensarlo, nos abran nuevas perspectivas y alternativas que
nos pueden traer nuevas oportunidades y que nos hagan sentir bien, que nos den
cierta tranquilidad y paz por el camino recorrido, por lo conseguido, aunque no
sea exactamente como lo habíamos soñado.
A la hora de plantearnos superar la frustración hemos de
aceptar y vivir positivamente la vida reconociendo que las cosas no pasan cuando y como
queremos. No obstante, aceptar este camino truncado desde la normalidad puede
llevarnos hasta una forma diferente de vivir la vida más positivamente y a la
larga más feliz.
Y recuerda:
La frustración forma parte de
la vida y, aunque no podemos evitarla, podemos aprender a gestionarla y
superarla:
Con conciencia del tipo de
sentimientos que provoca analizándolos y gestionándolos.
Diferenciando deseos y
necesidades, evitando reaccionar a los primeros como si fueran necesidades que
requieren satisfacción y alivio inmediato.
Controlando los impulsos.
Antes de actuar y hacer algo que pueda resultar perjudicial, pensemos en otras
ocasiones y en los resultados obtenidos. Analicemos los pros y contras.
Busquemos consejo de otras personas. Intentemos ver el problema desde diferentes
perspectivas.
Aprendiendo a soportar el
dolor y el malestar. Con el pensamiento y otras técnicas de apoyo.
Cuidando el ambiente y los
hábitos: evitando conductas adictivas, evasivas o compulsivas.
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