REFLEXIONES DEL PRIMER DÍA DE VERANO.
Primer
día de verano de este año, debo decir que lo he empezado alegre y feliz. Me sentía bien por la mañana y
mi llegada al trabajo ha sido como la de muchos otros días, cordial, con
sentido del humor y con ganas de intercambiar las primeras impresiones del día.
Pero todo se ha truncado en un momento de la jornada y me niego a ser parte de
quien me ha hecho daño, así que comparto mi experiencia.
Como
persona, a veces hago cosas bien, otras
no tanto y otras mal, pero aprendo de mis errores y agradezco que las personas
sabias que se cruzan en mi camino me enseñen, de esas personas me he encontrado
varias y es una gozada, de verdad. Pero también me he cruzado con personas
grises, taciturnas, negativas, de esas que enturbian el espacio que habitan.
Esas personas que se consideran superiores a los demás e infalibles y que para conseguirlo
utilizan su posición social o profesional, cosa sumamente nefasta, porque
indica que realmente no se quieren, que utilizan un escudo aunque sea para
obtener miedo, que exigen agradecimiento a base de coaccionar y que necesitan
admiración a base de presumir, pero lo único que consiguen es soledad y una carreta vacía.
Hoy
he sufrido y me he sentido terriblemente triste y herida por una persona
cercana.
He
tenido que hacer un esfuerzo para dar lo mejor de mí misma en las sesiones de
psicoterapia, para ello he vendado fuertemente mis heridas y he trabajado con
profesionalidad, el resultado ha sido bueno por el feedback que se ha
producido. Hoy la Psicóloga ante la crisis de la vida ha actuado con especial
sensibilidad desde su experiencia más vivencial.
Como
les sucede a la mayoría de las personas
yo también busco ser feliz conmigo misma ¡Y eso no es poco!
Así
que voy a terminar mi reflexión ahora que ya estamos al filo de media noche y
vamos a por el segundo día de verano.
Algunas personas pasan por
nuestra vida para enseñarnos a no ser como ellas. Con
esta idea no debemos dar excesiva importancia a lo que estas personas digan o
hagan y centrarnos más en lo que podemos aprender de lo que hacen para crearnos
oportunidades de crecer y de aumentar nuestra autoestima y fortaleza. Así,
mantener la perspectiva, nos ayudará a
lograr cierta indiferencia, gestionar nuestras emociones y conseguir separar
nuestras preocupaciones de las suyas, liberándonos de sus inseguridades y de
sus reacciones desproporcionadas.
Ahora
cuando pienso en esa persona hablando demasiado, interrumpiendo de golpe,
cortando cualquier conversación, siendo inoportuna, presumiendo de su posición,
mostrándose prepotente, haciendo de menos a los demás, oigo la voz que dice: “cuanto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace”.
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